Aún con la polarización del marco regulatorio energético de México, las inversiones en proyectos limpios no se detienen en el país; la meta específica es trabajar de mejor forma y con menores recursos ambientales, para que el planeta sea prioridad y no sólo la fuente.

 

De acuerdo al último reporte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), en 2022 la generación distribuida de México registró niveles máximos de 2629.78 MW en 334,984 contratos, cifra que supone una inversión de 3,522.39 millones de dólares.

 

Para dar respuesta a la creciente demanda de energías renovables, Regulus, comercializadora de energía en el Mercado Eléctrico Mayorista, redobla sus esfuerzos para brindar instrumentos financieros competitivos.

 

En conversaciones con Energía Estratégica, el CEO de la firma, Jorge Hernández González, explica cómo se encuentra la industria y cuáles son los grandes desafíos por delante.

 

¿Cuáles son las expectativas para 2023?

Este año será una muy buena temporada para México. Cada vez tenemos más clientes en el país, y más exigentes, por lo que las expectativas de venta de energía son ascendentes.

Actualmente estamos cómodos con nuestra participación en el mercado, tan solo este año tuvimos un crecimiento ordenado y contractual de casi un 100% en nuestras operaciones. Sin embargo, queremos seguir trabajando en la consolidación de nuestro market share.

Los reguladores, operadores privados y el gobierno debemos trabajar en conjunto para seguir desarrollando una infraestructura que nos permita constancia en el crecimiento, y que no sea sólo por cinco años, sino por los próximos 25.

 

¿Cuáles son los retos de fusionar el negocio energético con el mercado financiero en un país como México? 

Actualmente, la banca ya comienza a entender ese funcionamiento y cómo se procesan las operaciones de sus participantes. El mercado eléctrico es una industria nueva, donde los riesgos son un tanto inciertos; es dinámico, agresivo y difícil de entender. Por ello, cada año es mayor la comprensión de la banca para el sector y, a través de la evolución y exposición de la misma, se logra obtener cada vez un conocimiento más amplio, que permite aplicar mecanismos para mitigar esos riesgos. Ha sido complicado, pero la participación de los privados ha incrementado cada vez más. La permanencia del mercado en los últimos seis años es un factor muy importante. El reto ha sido hacer entender a la banca que no hacemos operaciones sin sentido, sino a través de un amplio análisis de riesgos, del estudio de Big Data y de programas de aprendizaje. Éste ha sido el mayor de los retos al que nos hemos enfrentado en el mercado desde su creación.

 

Y entre los instrumentos financieros que brindan, ¿cómo crece el ritmo de los Power Purchase Agreements (PPAs) en México? 

Tenemos un crecimiento ordenado de nuestros PPAs anualmente. Hoy, ya tenemos cubiertos los próximos cuatro años, pero por un tema específico de riesgos estamos siendo muy cuidadosos con la elección de nuestros clientes. El ritmo del crecimiento es exponencial y como comercializadores, tenemos cada vez más suministradores que tienen clientes privados ya muy afianzados.

 

¿Cuáles son las novedades para este año?

Actualmente estamos desarrollando e integrando tecnologías de información y de análisis de datos en México, también estamos trabajando de cara hacia el futuro en la integración de las baterías que tengan la capacidad almacenar energía a largo plazo.

Vemos con gran apetito las oportunidades que se están generando en los mercados en tiempo real, y buscamos cumplir con los acuerdos internacionales de inclusión de energías renovables en los sistemas eléctricos. Las baterías cargadas por tecnologías, ya sea eólicas o solares, van a poder proporcionar capacidad o potencia renovable al sistema, el cual estamos cada vez más cerca de integrar.

 

¿Qué cambios deberían hacerse al marco regulatorio?

El marco regulatorio se debe actualizar constantemente Actualmente tenemos retos muy fuertes, como los coches eléctricos o los relojes a batería, el humano está usando cada vez más electricidad en sus propias herramientas.

Ante tantos cambios, el marco regulatorio debe estar a la vanguardia e incluir nuevas tecnologías como el hidrógeno verde, pero también contar con una base muy específica de cómo funcionan los sistemas eléctricos de potencia. Se debe pensar más en las tecnologías modernas y futuras, para diseñar una estrategia que comprenda el principio de una transición hacia las renovables. Hoy, con la llegada de grandes inversionistas a México, debemos prepararnos en materia de regulación para brindar mayor certeza a esos capitales.

 

Este año es el momento de colaborar en el desarrollo de la infraestructura de transmisión para tener una ordenada transición hacia las renovables. Para ello, tenemos que trabajar en conjunto todos los privados con la Comisión Federal de Electricidad (CFE); de lo contrario, el día de mañana nos vamos a quedar con un mercado muy limitado, sin capacidad de vender esa energía.

 

Tenemos en el mundo acuerdos como el Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM), que están empujando a las empresas al cumplimiento de la inclusión de las energías renovables. Si en México queremos ser un gran fabricante y exportar bienes a la Unión Europea, tenemos que cumplir con retos que ya son más globales que nacionales. En caso de no lograrlos, todas estas fábricas serán sancionadas con un impuesto por trabajar con energías fósiles y evidentemente, serán menos competitivas.

 

El gran reto para el gobierno y los privados es organizarnos en favor de una meta global en los próximos cinco años. Es muy importante que la regulación esté a la vanguardia tecnológica, para poder atender nuevamente estos incrementos en la demanda que se vienen. El futuro está a la vuelta de la esquina, debemos actuar ahora.

 

Por:

gabriela.francovigh@energiaestrategica.com